TIPOS DE TEJIDO MUSCULAR
Hay tres tipos de tejido muscular: estriado voluntario esquelético, cardiaco (estriado involuntario) y liso. Aunque los tres comparten algunas propiedades, difieren en su anatomía microscópica, localización y la forma en que son regulados por los sistemas nervioso y endocrino.
Tejido de los músculos esqueléticos
Recibe este nombre porque la función de la mayoría de los músculos consiste en mover los huesos que forman la estructura ósea del cuerpo. Se le da la denominación de estriado en virtud de que hay bandas oscuras y claras alternadas (estrías), visibles al examinarlo con el microscopio.
El tejido de los músculos esqueléticos funciona principalmente de manera voluntaria, dado que es posible regular de manera consciente su actividad por medio de neuronas (células nerviosas) que forman parte del sistema nervioso somático (voluntario). La mayoría de los músculos también está sujeto en cierto grado a regulación involuntaria. Por ejemplo, lo común es que una persona no tenga conciencia de la contracción y relajación alternadas de su diafragma, que constituye el principal músculo participante en la respiración; de la contracción continua de los músculos posturales, que ayudan a estabilizar la postura del cuerpo, o de los reflejos de estiramiento que participan en el ajuste del tono muscular.
Tejido del músculo cardiaco (miocardio)
Sólo se encuentra en el corazón y forma gran parte de su pared. El miocardio también tiene estrías y su movimiento es involuntario, por lo que una persona no puede hacer, de modo consciente, que se contraiga y relaje de manera alternada. El corazón late porque existe un nódulo sinoauricular que inicia su contracción; este ritmo intrínseco se denomina autorritmicidad. Diversos neurotransmisores y hormonas ajustan la frecuencia cardiaca al acelerar o desacelerar el nódulo sinoauricular.
Tejido de músculo liso
Forma parte de las paredes de órganos internos huecos, como los vasos sanguíneos, vías respiratorias y muchas vísceras de la cavidad abdominopélvica. También existe en la piel, ligado a los folículos pilosos. Al observarlo con el microscopio, no se ven estrías sino que se ve liso. Casi siempre la acción de este músculo suele ser involuntaria, además de que en algunas partes del cuerpo posee autorritmicidad. Tanto el miocardio como el músculo liso están regulados por neuronas, que son parte del sistema nervioso autónomo (involuntario), y de las hormonas que liberan las glándulas endocrinas.
FUNCIONES DEL TEJIDO MUSCULAR
La contracción sostenida o alternada con la relajación hace posible que el tejido muscular desempeñe cinco funciones clave:
- Producción de movimientos corporales. La actividad de todo el cuerpo, como caminar o correr y otros movimientos localizados, como sujetar un lápiz y asentir con la cabeza, dependen de la función integrada de huesos, articulaciones y músculos.
- Estabilización de la postura. Las contracciones de los músculos estabilizan las articulaciones y ayudan a mantener la postura (por ejemplo al sentarse o estar de pie). Los músculos posturales se contraen de manera continua cuando la persona está despierta (por ejemplo las contracciones sostenidas de los músculos del cuello para mantener la cabeza erguida).
- Regulación del volumen de órganos. La contracción sostenida de bandas anulares de músculo liso, llamadas esfínteres, evita que el contenido de vísceras huecas salga de ellos. El almacenamiento temporal de alimentos en el estómago o el de la orina en la vejiga son posibles porque existen esfínteres que cierran el orificio de salida de estos dos órganos.
- Movimiento de sustancias en el cuerpo. Las contracciones del músculo cardiaco bombean sangre a través de los vasos sanguíneos. La contracción y relajación del músculo liso en las paredes de dichos vasos sirven para ajustar su diámetro y regular la velocidad del flujo de sangre. Además, las contracciones de músculo liso mueven los alimentos y sustancias como la bilis y enzimas por el tubo digestivo, impulsan los gametos (espermatozoides y oocitos) a través del aparato reproductivo y desplazan la orina por el aparato urinario. Las contracciones de los músculos esqueléticos impulsan el flujo de la linfa y facilitan el retorno de la sangre al corazón.
- Producción de calor. Al contraerse el tejido muscular, también genera calor, que en gran medida se usa para mantener la temperatura corporal normal. Las contracciones involuntarias de los músculos esqueléticos, conocidas como estremecimientos, pueden aumentar varias veces el ritmo de producción de calor.
PROPIEDADES DEL TEJIDO MUSCULAR
El tejido muscular posee cuatro propiedades especiales, que le permiten desempeñar sus funciones y contribuir a la homeostasis:
- Excitabilidad eléctrica. Propiedad de las fibras (células) musculares y las neuronas que les permite responder a ciertos estímulos mediante la producción de impulsos eléctricos, por ejemplo, los potenciales de acción se propagan (viajan) por la membrana plasmática de las células gracias a los canales iónicos específicos. En las fibras musculares, el estímulo que activa los potenciales de acción puede consistir en señales eléctricas autorrítmicas las cuales surgen en el propio músculo, como ocurre en el nódulo sinoauricular del corazón, o estímulos químicos, por ejemplo los neurotransmisores liberados por las neuronas, las hormonas que circulan en la sangre o incluso cambios locales del pH.
- Contractilidad. Es la propiedad que tienen los músculos para encogerse con fuerza cuando los estimula un potencial de acción. Cuando se contraen, generan tensión (fuerza de la contracción) conforme el músculo tira de sus puntos de inserción. En una contracción isométrica el músculo se pone en tensión sin acortarse. Por ejemplo al sostener un libro con la mano en extensión. Si la tensión que se genera es suficiente para superar la resistencia del objeto que se intenta cargar, el músculo se acorta y ocurre el movimiento. En una contracción isotónica la tensión que ejerce el músculo permanece casi constante mientras se encoge.
- Extensibilidad. Este término alude a la propiedad de los músculos para estirarse sin sufrir daño. Gracias a esta capacidad, el músculo se contrae con fuerza incluso si ya está extendido. En condiciones normales, el músculo liso se halla sujeto a estiramiento. Por ejemplo, cada vez que el estómago se llena con alimentos, se expande el músculo liso de su pared. El músculo cardiaco también se estira con cada latido, al llenarse el corazón de sangre. Durante las actividades normales, el estiramiento de los músculos esqueléticos es relativamente constante.
- Elasticidad. Es la capacidad del tejido muscular para recuperar su longitud y forma originales después de la contracción o extensión.
BIBLIOGRAFÍA
- Tortora, J. G., Grabowski, S. R. (2000). Principios de anatomía y fisiología. Oxford.