Las lesiones en los isquiotibiales (en concreto roturas de las fibras musculares) es una de las más frecuentes en el ámbito deportivo. Probablemente es debido a la ineficacia de las estrategias utilizadas para prevenir la aparición de estas lesiones.
Normalmente la lesión se localiza en el bíceps femoral, concretamente en su porción larga. Este grupo muscular tiene la capacidad de generar grandes fuerzas, lo que tiene una importante repercusión en situaciones deportivas que implican aceleraciones y desaceleraciones, acciones a alta velocidad y cambios de dirección. Además esta musculatura es vulnerable a las lesiones en los instantes finales de la fase de balanceo durante la carrera, donde se produce un cambio rápido de la función concéntrica a la excéntrica, es decir, cuando se produce la desaceleración de la pierna para impactar contra el suelo. En esta fase se activan los isquiotibiales y se estiran, actuando de manera excéntrica para desacelerar también la cadera, al mismo tiempo que se extiende la rodilla para preparar el contacto del talón con el suelo.
Esta lesión puede ocurrir por un solo factor pero lo más probable es que se produzca como resultado de una interacción entre varios factores. Así, son diversas las estrategias de prevención que utilizan entrenadores, preparadores físicos y fisioterapeutas para reducir la aparición de este tipo de lesiones, como pueden ser estiramientos, trabajo excéntrico, estabilización lumbo-pélvica, entre otras.
FACTORES DE RIESGO
Hay ciertos factores que no son modificables y que, por lo tanto, no podemos intervenir en ellos, como pueden ser la edad y raza del deportista y las lesiones previas que haya tenido.
Pero hay otros factores que si son modificables y que podemos intervenir en ellos para prevenir este tipo de lesiones en los isquiotibiales y que son:
LESIONES PREVIAS
Este puede que sea el factor de riesgo más importante para la rotura isquiotibial, la existencia de una lesión anterior en dicha musculatura. Por lo que los deportistas que han sufrido previamente una lesión en los isquiotibiales, tienen más probabilidad de sufrir una recaída a lo largo de su vida deportiva.
Esto puede ser debido a varias causas, como una rehabilitación inadecuada, un regreso demasiado rápido a la práctica deportiva o porque la lesión inicial genera un riesgo intrínseco por sí misma. Además algunos autores también consideran que el músculo esquelético corre el riesgo de volver a lesionarse debido a la formación de tejido cicatricial y a la reorganización de las nuevas fibras musculares. Otro problema lo puede determinar el tamaño o la gravedad de la lesión previa. También, otras lesiones pueden predisponer al deportista a una rotura de los isquiotibiales, como una lesión previa en los gemelos, cuádriceps o rodilla. Esto se puede justificar debido a que la biomecánica de la carrera se puede modificar después de una lesión en la extremidad inferior, que pueda conllevar a una lesión en los isquiotibiales.
FUERZA Y DESEQUILIBRIOS MUSCULARES
Una debilidad muscular de la musculatura isquiotibial podría ser otro factor de riesgo, ya que en algunos estudios se ha observado una diferencia de fuerza entre la pierna lesionada y la no lesionada.
Por otro lado, otro de los factores de riesgo que pueden causar la lesión en esta musculatura es un desequilibrio de fuerza entre agonista y antagonista, es decir, entre el cuádriceps y los isquiotibiales. Ya que puede ser que una diferencia excesiva en la fuerza de ambos, donde el cuádriceps ejerza mayor fuerza que los isquiotibiales, provoque este tipo de lesión porque los isquiotibiales serían capaces de resistir ese aumento excesivo de la fuerza del cuádriceps. Como he dicho anteriormente, durante el mecanismo lesional, como es la fase de desaceleración, la acción excéntrica de los isquiotibiales frena el movimiento de la extremidad inferior, por lo que probablemente los isquiotibiales tengan la necesidad de ejercer una fuerza mayor en los deportistas que presentan una mayor fuerza en el cuádriceps. Así, este fenómeno obliga a los isquiotibiales a una mayor exigencia para poder desacelerar la extremidad inferior.
FLEXIBILIDAD
Parece ser que la flexibilidad de los isquiotibiales no presenta una relación significativa con la lesión de esta musculatura. Sin embargo, la flexibilidad de otros grupos musculares del muslo, como los cuádriceps, puede tener más importancia que la propia de los isquiotibiales. En algunos estudios se ha encontrado una relación inversa entre el aumento de la flexibilidad del cuádriceps y la incidencia de lesiones en los isquiotibiales. Además, la limitación de flexibilidad de los flexores de cadera también puede suponer un riesgo significativo para la lesión de los isquiotibiales. La explicación a esto es que la tensión de estos músculos crea una mayor energía potencial durante la extensión de cadera y la flexión de rodilla, lo que generaría un aumento de la propulsión de la pierna hacia delante durante la fase de extensión de rodilla, debido al retroceso pasivo de estos músculos, aumentando por lo tanto la carga excéntrica de los isquiotibiales durante la acción de desaceleración de la pierna.
FATIGA MUSCULAR
Son muchos los factores que se asocian con la fatiga. Estos incluyen la reducción del contenido de glucógeno en las fibras musculares, incrementos en la activación neural en los músculos fatigados durante las acciones de sprint y alteraciones en los neurotransmisores del sistema nervioso central. Además, se ha observado que la fatiga inducida por la repetición de esfuerzos a máxima velocidad causa un cambio en la técnica de carrera, lo cual puede contribuir a la lesión. Un músculos fatigado está menos capacitado para generar fuerza y, por tanto, es más susceptible a romperse ante una acción de tipo excéntrico.
ALTERACIONES LUMBO-PÉLVICAS
Una excesiva lordosis lumbar también ha sido correlacionada con la presencia de lesión isquiotibial.
Un patrón de desequilibrio muscular habitual a nivel lumbo-pélvico es conocido con el nombre de «síndrome cruzado», el cual se manifiesta por rigidez en los flexores de cadera y erectores espinales y una inhibición de los glúteos y los abdominales, que puede dar lugar a una inclinación anterior de la pelvis, a una flexión de cadera y a un aumento de la lordosis lumbar, lo que puede hacer que se produzca una lesión isquiotibial. Además, un aumento en la cifosis torácica acompañada de disminución de la movilidad en extensión también se ha sugerido como mecanismo que provoca una inclinación anterior de la pelvis.
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