La temperatura normal de nuestro cuerpo en reposo oscila entre 36º y 37º, dependiendo de cada persona.
Nuestros músculos, además de generar energía, producen una importante cantidad de calor cuando realizan el proceso de contracción muscular. Esta producción de calor puede ser hasta 20 veces mayor que el calor generado cuando estamos en reposo. Por lo tanto, cuando realizamos ejercicio físico, no se puede evitar el aumento de la temperatura corporal, que se puede incrementar más con el aumento de la intensidad del ejercicio y una mayor temperatura ambiente, es decir, cuando hace más calor.
Nuestro sistema central es el que controla nuestra temperatura corporal, en concreto, el hipotálamo, que actúa como si fuera un «termostato», y es el responsable de activar los procesos fisiológicos de nuestro cuerpo para controlar la temperatura del organismo durante el ejercicio físico.
Sudoración
Cuando realizamos ejercicio físico, se produce un aumento de la tasa de sudoración. La sudoración es el mecanismo más eficaz que tiene nuestro cuerpo para desprenderse del calor mediante la evaporación del sudor sobre la superficie de la piel, y cuando ésta se enfría, es cuando baja la temperatura corporal de la sangre que circula por debajo de nuestra piel y del cuerpo en general. Por esto, siempre que el clima nos lo permita (que no haga mucho frío), cuando corremos o hacemos ejercicio, debemos cubrir lo menos posible nuestra piel o usar prendas transpirables que favorezcan la evaporación del sudor.
Por esto también ocurre que cuando hay más humedad en el ambiente, la evaporación del sudor es menor y sudamos más.
A modo de esquema, os dejo una imagen.
Sudor y rendimiento deportivo
La pérdida de líquidos que se producen por el sudor provoca un descenso del volumen de sangre, lo que ocasiona un menor llenado del corazón y, como consecuencia, aumenta nuestra frecuencia cardiaca para tratar de mantener el gasto cardíaco, que es el volumen de sangre que sale del corazón cada minuto, y que si esa pérdida de líquidos no se controla adecuadamente, el gasto cardíaco también disminuirá, lo que provoca también que disminuya la cantidad de oxígeno y de nutrientes que llegan a nuestros músculos que activamos cuando realizamos ejercicio físico y es cuando aparece la fatiga muscular.
Otro de los mecanismos que se producen para regular la temperatura corporal es el aumento del flujo sanguíneo a la piel, para favorecer el intercambio de calor de la piel al aire del ambiente. En ambientes extremos puede suponer el 60% del gasto cardíaco. Por ello, sobre todo en carreras de fondo, cuando hace mucho calor, ésto afecta a nuestro rendimiento porque suceden dos mecanismos del sistema cardiocirculatorio a la vez: por un lado, la sangre que debe ir a los músculos para realizar la contracción muscular y el movimiento, y por otro lado, la sangre que tiene que ir a la piel para realizar la termorregulación o evaporación del sudor. Y como estos dos mecanismos tienen que actuar, como he dicho, de manera simultánea, se produce una disminución del rendimiento, ya que la sangre que tenga que ir a la piel, no puede ir a los músculos y, en consecuencia, tendremos que disminuir el ritmo de carrera porque se produce una fatiga muscular por falta de oxígeno en nuestros músculos.
Hipertermia y golpe de calor
La hipertermia es un aumento excesivo de la temperatura de nuestro cuerpo, y afecta a muchos corredores de fondo, independientemente del nivel que tengan. Hay distintos grados de hipertermia, y el más grave es cuando se produce el «golpe de calor».
El golpe de calor es difícil de distinguir, ya que los síntomas son similares a cuando nos viene la fatiga asociada al esfuerzo que estamos realizando. Por lo que debemos tener cuidado cuando corramos con temperaturas altas en el ambiente, sobre todo si vamos a hacer un esfuerzo de larga duración y exigente.
Sin embargo, hay varios síntomas que nos pueden dar pistas de si sufrimos un golpe de calor.
El síntoma más habitual es dolor de cabeza en la zona de la nuca y se notan como pulsaciones.
Pueden aparecer varios signos, entre los que se encuentran confusión mental o función cognitiva alterada y que se interrumpe de la sudoración y, como consecuencia, la piel se seca y se calienta, esto puede suceder incluso cuando seguimos realizando ejercicio físico. Esto ocurre justo antes de producirse el golpe de calor, por lo que si notamos esto, lo mejor es que paremos inmediatamente de hacer ejercicio, intentar enfriarnos lo más rápido que podamos y, si es necesario, acudir al hospital.
Ropa transpirable
El cuerpo intenta mantener una temperatura constante de alrededor de 37º. Cuando realizamos ejercicio físico, la temperatura corporal aumenta, y para evitar que aumente, el cuerpo emite sudor a través de nuestra piel para intentar refrigerar.
Por lo que si no usamos prendas que permitan una correcta transpiración, se produce un efecto como en un invernadero, eliminamos más sudor, la temperatura aumenta más y nuestro cuerpo no produce una adecuada termorregulación, lo que provoca que nos deshidratemos, nos fatiguemos más, suframos un golpe de calor e incluso en algunos casos se puede producir la muerte.
Además, con el sudor se eliminan muchas sales y minerales que son necesarias para la contracción de nuestros músculos, por esto, cuando estamos deshidratados, es más probable que suframos calambres.
Por todo esto, es importante llevar prendas que transpiren y evitar las que no transpiran como fajas de neopreno, plásticos, etc.