La hipertensión supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias.
En aquellos pacientes que ya han tenido un problema cardiovascular, la hipertensión puede intensificar el daño.
Propicia la aterosclerosis (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis (pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral). En el peor de los casos, la hipertensión arterial puede reblandecer las paredes de la aorta y provocar su dilatación (aneurisma) o rotura (lo que causa la muerte).
PREDICCIÓN
La hipertensión se puede predecir mediante varios aspectos:
- Tensión arterial de reposo.
- Historia familiar de hipertensión arterial.
- Índice de masa corporal.
- Nivel de práctica de actividad física.
- Respuesta exagerada de tensión arterial durante y/o después del ejercicio.
Además hay algunas pruebas para predecir la hipertensión:
- Cuestionario (historial familiar).
- Prueba de esfuerzo.
- Pérdida de olfato (se obstruyen las arterias olfativas que hay alrededor).
Personas con una presión arterial normal en reposo pero que presentan una respuesta exagerada de la presión arterial durante el ejercicio, esto es, valores de presión arterial sistólica >220-250 mmHg (durante esfuerzos aeróbicos, la presión arterial sistólica suele oscilar entre 160 y 220 mmHg en personas no altamente entrenadas y sin enfermedad) pueden ser candidatas a desarrollar en el futuro hipertensión arterial.
SÍNTOMAS
Muchas personas con presión arterial alta no presentan síntomas.
En determinadas ocasiones la presión arterial alta puede presentar los siguientes síntomas: dolor de cabeza, dificultad para respirar, mareos, dolor en el pecho, palpitaciones en el corazón y hemorragias nasales.
Es importante evaluar la presión arterial de forma regular dado su carácter asintomático.
CAUSAS
Hay diversos factores que pueden causar hipertensión arterial como pueden ser:
- Determinantes sociales:
- Envejecimiento.
- Ingresos.
- Alojamiento.
- Globalización.
- Educación.
- Factores de riesgo conductuales:
- Dieta no saludable.
- Tabaco.
- Inactividad física.
- Uso excesivo de alcohol.
- Factores de riesgo metabólicos:
- Alta presión sanguínea.
- Aumento de lípidos en sangre.
- Obesidad.
- Diabetes.
- Enfermedades cardiovasculares:
- Ataques al corazón.
- Ictus.
- Insuficiencia cardiaca.
La hipertensión arterial aumenta con la edad.
En adultos jóvenes, la hipertensión es más habitual en el hombre. En personas mayores, la hipertensión es más habitual en la mujer.
Presenta una fuerte influencia hereditaria.
TRATAMIENTO
CAMBIOS EN EL ESTILO DE VIDA
Los cambios adecuados en el estilo de vida son muy importantes para la prevención de la hipertensión arterial y para su tratamiento.
Ensayos clínicos han demostrado que los efectos de los cambios en el estilo de vida en la reducción de la presión arterial pueden ser equivalentes al tratamiento con un fármaco, aunque el inconveniente más importante es el bajo nivel de adherencia a lo largo del tiempo a ese estilo de vida saludable.
Los cambios en el estilo de vida pueden retrasar o prevenir de forma segura y eficaz la hipertensión arterial en pacientes no hipertensos, retrasar o prevenir el tratamiento farmacológico en pacientes con hipertensión de grado 1 y contribuir a la reducción de la presión arterial en pacientes hipertensos en tratamiento farmacológico, lo que permite una reducción de número y dosis de fármacos antihipertensivos.
Además, los cambios en el estilo de vida tienen un coste económico mínimo, prácticamente ningún efecto negativo e interactúan de forma positiva con otros factores de riesgo cardiovascular.
Un buen estilo de vida es aquel en el que:
- Realizamos actividad física regular (30 min de ejercicio moderado 5 o 7 días por semana).
- Reducimos y controlamos nuestro peso corporal al óptimo (reducir el peso a un índice de masa corporal de 25 y una circunferencia de cintura <120 cm los varones y <88 cm las mujeres).
- Consumimos a diario frutas y verduras.
- Moderamos el consumo de alcohol.
- Reducimos la ingesta de sal (unos 5g de sal al día).
EJERCICIO FÍSICO
Las personas físicamente inactivas tienen un 30% más de riesgo de desarrollar hipertensión que las que son activas.
El ejercicio aeróbico puede ser eficaz para la reducción de la tensión arterial tanto en personas hipertensas como en personas sanas, tanto en adultos jóvenes como en personas mayores y tanto en reposo como a una intensidad de esfuerzo determinada.
- Recomendaciones (siempre teniendo sentido común y prestando atención a las características de cada persona):
- Frecuencia: un mínimo de 3 días no consecutivos por semana.
- Intensidad: moderada (40-60% VO2R / 12-13 en la escala RPE).
- Tiempo: 30-60 minutos de ejercicio continuo o intermitente (cargas mínimas de 10 minutos hasta alcanzar el total establecido).
- Tipo: principalmente ejercicios aeróbicos y complementar con ejercicios de fuerza y resistencia muscular.
EJERCICIO FÍSICO DE FUERZA Y RESISTENCIA MUSCULAR
Para evitar elevaciones bruscas de la presión arterial, estos ejercicios deben ser realizados con lentitud, abarcando todo el rango de movimiento articular y evitando la maniobra de Valsalva.
Su inicio debe hacerse cuando existe cierto nivel de entrenamiento aeróbico previo. Además hay que seleccionar ejercicios multiarticulares en los que participen grandes grupos musculares, evitando ejercicios localizados.
Utilizar pesos ligeros, del 30 al 50% de 1RM, unas 10-20 repeticiones descansando 30-60 segundos.
En personas con alteraciones cardiovasculares es recomendable controlar la presión arterial al final de cada serie de ejercicios. También es importante controlar la respiración.
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